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14 Una de ellas se llamaba Lidia, era de la ciudad de Tiatira y vendía tela de púrpura. Ella adoraba a Dios y nos estaba escuchando. El Señor abrió su corazón para que pusiera atención a lo que Pablo decía. 15 Entonces ella y todos los de su casa se bautizaron. Luego ella nos invitó a su casa y dijo: «Si ustedes piensan que yo soy una verdadera creyente del Señor Jesús, entonces vengan a quedarse en mi casa». Ella nos convenció y nos quedamos en su casa.

Pablo y Silas en la cárcel

16 Una vez, mientras íbamos al lugar de oración, una esclava nos salió al encuentro. Tenía un espíritu de adivinación[a] que le daba el poder de decir lo que iba a pasar en el futuro. Haciendo eso, había ganado mucho dinero para sus dueños.

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Footnotes

  1. 16:16 espíritu de adivinación Un espíritu del diablo.